Historia de Menorca
Historia de Menorca

Menorca es, de las islas baleares, la más variada en cuanto a historia se refiere. Tiene restos de la época pretalayótica, pobladores que desembarcaron en la isla en el segundo milenio antes de Cristo, de los que se conservan las navetas (de gran variedad).

Hacia el 1400 antes de Cristo llega el segundo desembarco de pobladores que constituirán la cultura talayótica, con restos como las cuevas de Son Bou, Forma, Calascoves (donde podemos encontrar aún, en el techo, la salida natural para el humo de los hogares de los ocupantes más recientes) y Son Morell.

De culturas posteriores encontramos restos de fenicios, griegos y cartaginenses (cerámicas, bronce, ánforas, sellos y monedas), quienes establecieron en Menorca un importante puerto de comercio en el Mediterráneo.
En el 123 antes de Cristo llegaron los romanos, quienes se establecieron hasta el año 902, dejando el legado cultural más importante.

Finalmente, la isla será conquistada por los musulmanes, que pasan a depender del Califato de Córdoba en el año 903; en 1230 los habitantes ya pagan los tributos al rey catalana-aragonés Jaume I (en Mallorca), con lo que el poder de los árabes queda muy debilitado.

En 1287 se reconquista la isla por parte de los cristianos. El reino de Aragón, con el rey Alfonso III al mando, desembarca en el puerto de Mahón y arrincona a los musulmanes en el Castillo de Santa Àgueda, en Ferreries, donde se rendirán. Queda restaurado el cristianismo. En 1293 la isla pasará a formar parte del Reino de Mallorca. Las tierras de Menorca se irán repoblando con los cristianos que ayudaron en la conquista, a quienes se les regalan las tierras. Llega a ser un importante centro comercial por la producción de lanas, telas y navíos.

Durante el siglo XVI (1535), con el monopolio del comercio de América, los reyes de España, más preocupados en el otro lado del territorio, dejan descuidado el Mediterráneo, quedando expuesto a todo peligro. Los turcos, con Barbarroja al frente, saquean la ciudad de Mahón, y en 1559 a Ciutadella (en este momento, en auge de construcciones de torres defensivas, se construye el castillo de Sant Felip).

El siglo XVII fue un período de sucesivas hambrunas y sequías, seguido de malas cosechas, además de una peste que asoló gran parte de la isla entre 1615 y 1652.

En el siglo XVIII hay un acontecimiento que marca a Menorca como diferente del resto de las islas Baleares: al morir el rey Carlos II en España sin sucesión, había nombrado como sucesor al príncipe Felipe V, de la familiar de los Borbones (Francia). Este hecho dejaba descontentos a los Habsburgo (Austria), gobernantes hasta ahora. La Corona de Castilla, que apoya al rey francés (con su posible fusión con Francia) inicia una guerra civil con la corona de Aragón, que apoya a los Habsburgo. Un final inesperado (el aspirante Habsburgo es nombrado emperador de Alemania, retirándose de la aspiración al reinado de España), convierte a Felipe V en rey, aunque para ello debe renunciar al futuro trono francés, asegurándose así las potencias europeas de la no unión entre estos países. En el 1713 se firma el tratado de Utrecht, en el que, entre otros repartos, España deberá ceder Menorca y Gibraltar al gobierno británico. A pesar del revuelo que esto causa, es una época de gran esplendor económico para la isla, ya que le permite entrar en “Europa”.

Su primer gobernador, Richard Kane, fue inteligente y se ganó en seguida la confianza de los menorquines: acabó con los bandidos, se deshizo de las prácticas de la Inquisición, restauró el antiguo derecho menorquín. También hizo arreglar un camino entre Mahón y Ciutadella (que en la época era el mejor para ir de un lugar a otro) y favoreció la explotación del ganado bovino, que sería después la base de la economía menorquina.
A lo largo del siglo se turna la ocupación británica, francesa y española, sin llegar a cuajar demasiado ninguno de estos gobiernos.

Una pequeña tregua en 1802 entre Francia e Inglaterra (que seguían en guerra) será aprovechada para firmar el Tratado de Amiens, por el que Menorca es devuelta definitivamente al gobierno español.
Menorca comienza un proceso para recuperarse a sí misma: lengua, costumbres y tradiciones. Está abierta a los problemas que le rodean, varias oleadas de hambre provocarán la emigración de muchos menorquines hacia Argel, u otros países de Africa, e incluso a Estados Unidos (todavía hoy encontramos rastros de colonias de emigrantes menorquines en Florida).

En 1854 se inaugura la primera línea regular de navegación para pasajeros. Comienzan con pequeños talleres de calzado, que se convertirán en grandes industrias con la exportación a Cuba, y los países que colaboran en las dos guerras mundiales.

Toda esta industria decae de nuevo a principios del siglo XX. Será un duro golpe la dictadura en España tras la guerra civil (1939), cuando Franco prohíba toda lengua fuera del castellano, prohibiendo en este caso el catalán en todos sus ámbitos. El desarrollo turístico de los años 1690 y 1970 no llega a Menorca, quien con su economía basada en la agricultura, ganadería e industria, parece autoabastecerse.

Pero no conseguirá que toda su historia desaparezca, ya que es algo que subyace en sus tierras. Con la restauración de la democracia, se creará en las Comunidades Autónomas sistemas de auto-gobierno (ayuntamientos, Consell Insular, Govern de la Comunitat Autònoma junto al Consell de Mallorca, Ibiza y Formentera). En 1983 se constituye el Consell Insular de Menorca, aunque su sede no se presenta hasta el 2002. Este Consell está situado en Mahón. A nivel local, coordina los servicios municipales para asegurar la asistencia y cooperación jurídica, económica y técnica de los ocho ayuntamientos existentes en cada municipio; a nivel autonómico, ejerce de intermediario entre las competencias de Baleares que se le atribuyen (cultura, deportes, turismo, salud, medio ambiente, carreteras…)

Ya en 1993, Menorca fue declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO, y patrimonio de la Humanidad, con más del 40 por ciento de la isla protegida legalmente, contando con una reserva natural y una reserva marina (Es Grau). Todo ello hace que en la isla podamos disfrutar tanto de la belleza de sus playas y costas, como de excursiones, paseos a pie, a caballo, en barca… sin olvidar la cantidad de recintos arqueológicos, cuevas o monumentos, sus fiestas populares, su historia y tradiciones, su gastronomía… todo un legado de milenios de historia que hacen de Menorca una isla con su propia identidad.

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