Se dice que en Menorca hay más de mil especies vegetales, situadas en una zona de transición entre el sur de Europa y el norte de Africa, que se debe a la convivencia de los dos climas: el encinar, de carácter europeo y propio de lugares húmedos; y la garriga, vegetación propia del Mediterráneo meridional, casi subdesértico.
La vegetación más representativa de la isla fue el encinar, aunque su parcial desaparición destaca los pinos y acebuches (ullastres), antecesor genéticamente del olivo, al recurren tradicionalmente para obtener la madera.
Debido a la necesidad de aprovechar el agua, predominan las especies de hoja impermeable y perenne, frente a las de hoja caduca. Las que encontramos en retroceso son las llamadas “domésticas”, como el algarrobo, almendro, higuera y olivo.
En un segundo nivel de vegetación encontramos lentisco, aladierno, madroños, brezo, mirto, retama, enebro, adelfas, zarzas… y más a ras de suelo, liliáceas (como el espárrago silvestre), aráceas (como el particular bec de frare), y algunas curiosas orquídeas, como la “mosca” amarilla o azul.
También encontramos azucenas de playa en las zonas dunares, estepas blancas y negras en zonas deforestadas, o carrizo en las humedales.