Desde hace más de 25 años, Menorca es mundialmente conocida como Reserva de la Biosfera. Seguro que sabes que sus playas, calas y rincones naturales son una buena razón para ello, pero ahondar en el tema hará que te den unas ganas irreprimibles de volar a la isla y pasear por los parajes salvajes que hacen de esta isla una maravilla.
A pesar de que la totalidad del territorio es una belleza con pocos sitios comparables, la decisión que ayudó a definir Menorca como Reserva de la Biosfera es el parque natural de l’Albufera d’es Grau, aportando un paisaje fantástico y diversidad a todo el que pasea entre sus bosques y costas.
Es el núcleo de la Reserva de la Biosfera, una zona húmeda con una laguna preciosa que está separada del mar por una impresionante barrera de arena. Es una vista bastante original, ya que parece más un lago de interior por el paisaje que le rodea, que una laguna tan próxima al mar, como es el caso.
Siempre imaginamos las zonas de vacas pastando en el norte de la Península, pero la raza menorquina es muy común en la zona de poniente, en una parte inundable llamada Es Prat. Subiendo hacia el norte, hay un terreno de dunas en el que circula un canal que comunica directamente con el Mediterráneo.
Pero hay más razones para visitar la isla, sobre todo si eres amante de la ornitología. La Albufera cuenta en invierno con más de 11.000 aves acuáticas de decenas de especies distintas. Algunas de ellas son el ánade real, la focha común y el porrón común. Además de ser una zona en la que el halcón peregrino, el águila calzada y el milano buscan a sus presas sobrevolando Menorca.
Su hábitat es muy variado, y es curioso encontrar tales aves en un lugar tan especial y peculiar como es Es Grau. Además de la riqueza de la fauna menorquina, muchas plantas crecen en este paraíso balear, con matorrales densos y bosques en Tamarix.
Pero la Reserva de la Biosfera no se nombró solamente por el parque natural de la Albufera, sino que consta de dos zonas más de influencia con áreas naturales que comprenden casi la mitad de todo el territorio de la isla.
La segunda está comprendida por las zonas de Ciutadella, al norte, la Vall, La Mola y Fornells, cala Mitjana, Son Olivares Camí de Baix, Son Bou… y decenas de lugares por descubrir que encontrarás en tu aventura en Menorca. La tercera zona en cuestión es la de transición comprendiendo el resto del territorio insular.
Reserva marina en el norte
Hay un espacio marítimo con una biodiversidad apabullante denominada como la Reserva Marina del Norte de Menorca, creada en 1999 con el objetivo de conservar todas las especies marinas (animales y vegetales) y fomentar el desarrollo sostenible de la zona.
Tiene la mayor extensión de las islas Baleares, entre la bahía de Fornells hasta el cabo Gros. Pero entre estos dos maravillosos puntos de la isla también pasamos por la Punta de Morter y el islote de Porros, donde hay una gran cantidad de cabras que animan el paisaje con sus saltos.
Además, este lugar sigue unas condiciones de conservación muy altas, con una dedicación especial a la zona comprendida entre Cala Barril a Puerta de Mar, con un valor biológico ideal para el desarrollo de meros, langostas y más animales marinos.
También son habituales los cormoranes, al igual que los peces martillo nadando por el Mediterráneo. Pero no todo son animales, porque existe una barrera de posidonia en Sa Nitja con corales rojos y algunos invertebrados que dan color y vitalidad a esta parte de la costa menorquina.
La bahía de Fornells, por su parte, disfruta de peculiaridades como las comunidades de fanerógamas marinas, además de algas y sistemas rizoidales. La variedad de especies de todo tipo de seres vivos da a Menorca un más que merecido galardón de Reserva de la Biosfera.
Son muchos los estudios que se han realizado alrededor de esta isla de las Baleares, concluyendo que hay más de 600 especies de algas, moluscos y peces en esta reserva marina con 35 comunidades biológicas.